Soneto a una pistola
Contigo inauguramos en la esquina
un mirador dulcísimo a la muerte
El pulso con el pulso para verte
de la nocturna víspera heroína.
¡Quién pudiera volver a tenerte
oculta por la antigua gabardina
y conocer tu tacto y tu divina
tendencia a bautizar todo lo inerte!
¡Oh pistola de bordes nacarados
regalo de cualquier desconocido
para citar las sombras ardorosas!
Si otra vez hemos de ser convocados
a la angustia de siempre, sólo pido
conocer el lugar donde reposas.
El mirador donde aprendiste de niña
a ser mujer para quien te mirara
Todos los árboles del parque
donde el ojo azul se escondía por las ramas
Tus ojos, tu voz y el color de tus vestidos.
Luis García Berlanga
Llengua
Español