Guillermo Montesinos
No es que fuese soportable, era sencillamente incomparable
¿Soportable?. Esta era una pregunta que nos hacía Luis cuando ensayábamos una secuencia en dónde había cierta exigencia física; trabajar con él no es que fuese soportable, era sencillamente incomparable.
Conocí a Berlanga gracias y por medio de Alfredo Matas, con el cual trabajé anteriormente en “El Crimen de Cuenca”. Y por mi interpretación en ésta le debió hablar de mí para uno de los protagonistas de “La vaquilla”. Alfredo Matas, magnífica persona e importantísimo productor en la carrera de Berlanga, con un equipo encabezado por José Manuel Miguel Herrero y Marisol Carnicero; creo que Luis les echó mucho en falta en las últimas películas que dirigió.
En los rodajes Berlanga era riguroso, exigente, minucioso, divertido, con cierta sorna mediterránea , siempre cariñoso y con exagerado talento.
Yo disfrutaba muchísimo en la preparación y ensayos de aquellos irrepetibles planos secuencia, ¡qué manera de tenelo todo bien clarito!. Berlanga era un director que siempre llegaba con “los deberes hechos”.
Ahora que no puedo seguir disfrutando de su arte y del de su inseparable Rafael Azcona, he notado cómo los poderosos banqueros, clérigos, militares, autoridades, en definitiva los poderes fácticos, han respirado a gusto al saber que ya no serán representados con tanto rigor, sabiduría, buen gusto, inteligencia y humor.
¡Qué suerte he tenido y cuanto he aprendido de este maestro mundial! con el cual además me unía el paisanaje, yo nacido en Castellón, y la presencia constante en sus trabajos y en su vida de esos paisajes de mi niñez, Benicàssim, Hotel Voramar, Oropesa, Peñíscola.
Luis ¡gracias por existir!
Guillermo Montesinos, 2012