Prólogo de «Panorama del cine iberoamericano»

Cada vez que en España hablamos del cine iberoamericano, no podemos evitar una incómoda y vergonzosa sensación de mala conciencia. Si mala es nuestra ignorancia acerca de la producción cinematográfica que se realiza al otro lado del océano, peor, y a todas luces lamentable, es el desinterés que existe hacia ella en un país que debiera mostrar una viva cercanía, tanto por compartir el mismo lenguaje como claves culturales y artísticas.
Cuando este desinterés parte de la misma profesión del cine no deja de producir mayor rubor, que no se alivia asistiendo a alguna proyección en festivales, ni tampoco otorgando premios cuando uno tiene la fortuna o la desgracia de ser jurado de algún certamen. Porque lo innegable, y en cierto modo lo inaceptable, es que sigue existiendo una barrera entre ambas cinematografías que no justifica ni la misma anchura del Atlántico. Ese foso que hasta ahora impide una relación espiritual tanto como unos acuerdos comerciales que establezcan unas bases para crear una gran industria común, es un problema pendiente que debemos solucionar con urgencia para futuro beneficio de todos.

Los cineastas españoles solemos quejarnos de las penurias de nuestro oficio, limitado por la escasa inversión monetaria y el poco número de público que acude a ver las películas, sin pensar en esos millones de espectadores potenciales que existen en Iberoamérica a los que, inconscientemente, damos la espalda. No es justo que ataquemos el poderío comercial del cine de los Estados Unidos, cuando con una mínima voluntad de colaboración podríamos crear una gran aventura cinematográfica de difusión gigantesca. Sólo es necesario que empecemos a conocernos mejor, estrechando los lazos que nos unen, para lograr la perfecta colaboración a la que todos aspiramos, creando unos canales de producción y distribución entre los distintos países de habla hispana que nos permitan hacer un cine más brillante, más rico y más universal. El excelente libro de José Agustín Mahieu –a quien los profesionales españoles debemos tantos y generosos trabajos sobre nuestro cine– supone un paso importante y riguroso para acercarnos a este territorio desconocido del que tanto hemos de aprender y en el que tanto podemos hacer, hasta llegar a enfrentar a la oferta de las empresas multinacionales, la de la gran empresa de una nación común.

Luis García Berlanga

* Prólogo de «Panorama del cine iberoamericano». José Agustín Mahieu. Ediciones de Cultura Hispánica (Agencia Española de Cooperación Internacional), Madrid, 1990.

Año

1990


Idioma

Español