Prólogo de “Le cinéma espagnol des origines à nos jours»
Normalmente sólo leen las historias del cine los profesionales que evalúan su calidad en función del número de líneas y elogios que les son consagrados, o bien los eruditos puntillosos que lo único que hacen es buscar los errores susceptibles de desconsiderar el libro. Ésta es la razón por la que escribir cualquier estudio histórico sobre el cine es prácticamente un acto masoquista, dada la poca rentabilidad moral de tal esfuerzo.
En el caso de Emmanuel Larraz el esfuerzo es doble, puesto que en primer lugar ha afrontado las dificultades que encuentra todo historiador, es decir, la búsqueda de documentos, obras, testimonios, etc., extremamente difíciles de obtener en un medio tan desprovisto de fuentes localizables como el séptimo arte, y, después, aquéllas que implica la elección casi suicida de uno de los cines más difíciles de delimitar con cierto rigor histórico: el cine español.
Creo sinceramente que pocos directores ibéricos son capaces de aportar datos suficientes sobre su propia obra, de la que por otra parte no conservan demasiada documentación. Y lo mismo sucede con los productores, los distribuidores e incluso los organismos oficiales de la Administración, poco preocupados por la conservación de los archivos. Aquí lo hacemos todo, incluso en el plano político, al tuntún, confiando en nuestra memoria, y los resultados no siempre son brillantes.
Por eso, cuando alguien tan valiente como Larraz se lanza a la difícil tarea de escribir una historia de nuestro cine, sólo logra sacar adelante su trabajo por dos razones: gracias a su tenacidad, primero, y sobre todo porque no vive en España.
Baste señalar, como un buen ejemplo de la incapacidad de mis compatriotas para establecer balances cinematográficos, que la primera vez que se logró reunir toda mi obra para una retrospectiva fue en Milán, gracias a los esfuerzos de mis amigos italianos, mientras en España consideraban que era imposible.
Pero en el caso de Larraz no debemos celebrar únicamente el hecho de que haya conseguido llevar a cabo esta ardua labor, sino también la exactitud y la precisión que ha demostrado. Al menos es mi impresión, aunque confieso que es la primera vez que leo entero un manuscrito de este tipo, sin limitarme a la parte que se refería a mi obra personal. Y debo añadir que los capítulos consagrados al cine del franquismo son los más precisos, auténticos y lúcidos que se hayan escrito hasta hoy sobre el tema, y que explican con claridad el reflejo filmado de una época que corre el riesgo de caer en el oscurantismo.
Por todos estos motivos, es un gran placer augurar a esta historia, tan necesaria para un conocimiento preciso del cine español, un lugar de primer orden en la bibliografía cinematográfica que manejan todos los amantes de la vida en la pantalla, entre los que me incluyo. De hecho, el éxito que le vaticino debería ir más allá del círculo de interesados en el cine español, ya que la historia del cine no es, finalmente, sino la historia de los propios hombres.
Luis García Berlanga
* Prólogo de “Le cinéma espagnol des origen à nos jours”. Emmanuel Larraz. Les Éditions du Cerf, París, 1986.
Traducción: Nuria Castellote Herranz
Año
1986
Idioma
Francés (original)